Festividad de Todas las Santas y de Todos los Santos

 
Esta fiesta de todos los santos a muchas personas les lleva a coger flores y llevarlas a los cementerios. De hecho hoy aquí somos bastantes menos que el domingo pasado, y esa es seguramente la razón, que se han ido a otros pueblos y ciudades a visitar las tumbas de sus difuntos.
De manera que se mezcla lo de hoy con lo de mañana, a pesar de que también el lunes es vacación.
¿A quiénes celebramos hoy? Unos dicen que en la Iglesia se han declarado tantos santos y santas que no caben en el calendario, de manera que cada uno tenga su día. Como hay más santos y santas que días en el año, hay que juntarles a todos y festejarles a la vez. Así está hecha la fiesta de hoy.
Otros dicen que hay más santos que los reconocidos oficialmente. Y para no dejarles en el olvido, se les recuerda así, en general, sin decir nombre y apellidos, porque tampoco se saben.
Y finalmente, otros más pudieran decir que eso de santos…, que vaya usted a saber si lo son los que están canonizados, y si no habrá en el cielo personas santas que aquí pasaron por otra cosa.
¿Qué nos dice la Palabra de Dios?
1. Que santos hay la tira: 144.000. O sea, infinidad, una multitud que nadie puede calcular.
2. Que los santos no son de un solo redil, el católico; que hay infinidad de toda raza, pueblo, credo y condición.
3. Que les distingue que están con sus vestiduras lavadas en la sangre del Cordero y que vienen de la gran tribulación. Ese Cordero es Jesús, el que dijo que daba su vida por la salvación de todos.
4. Va San Pablo y recuerda que todos somos hijos de Dios, o sea, que tenemos el mismo espíritu, la misma sangre y la misma vida de Dios. Que somos hijos, pero que aún no terminamos de verlo con claridad, pero llegará un día en que sí.
5. Y Jesús, mirando a los suyos con cariño les soltó aquella ristra de bendiciones que son las bienaventuranzas. Benditos vosotros, felices, santos del todo, porque sois pobres, porque lloráis, porque hambreáis de justicia, porque tenéis un corazón humano y limpio, porque trabajáis por la paz, porque el sufrimiento no os es ajeno, porque se os conmueven las tripas de pura misericordia, porque por la fe en mi lo estáis pasado mal…
¿Quiénes son los santos, después de saber todo esto?
Pues todos nosotros, y también el resto de los que no están aquí. Que a todo ser humano se le debe aplicar lo de santo porque de la santidad de Dios procede, y hacia la santidad camina porque está llamado a ella.
A todo ser humano Jesús le dice “Sé santo, porque tu Dios es santo”.
Y a todos y a cada uno, el mismo Jesús nos llama: “Venid, benditos de mi Padre…”
Hoy es pues nuestro onomástico, y somos tantas y tantos los que tenemos derecho a celebrarlo, que tenemos que repensar nuestra idea de Dios, porque es muy pequeña en comparación con la de verdad, que es tan enorme que no deja absolutamente a nadie fuera de su cariño y de su santidad.

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