La lepra del tiempo de Jesús era una enfermedad tan cruel como lo es actualmente el sida. No sólo producía daño en la persona, degradándola física y moralmente. Producía un daño social: el enfermo quedaba excluido de todo el sistema; nadie le podía tocar, nada que él tocase podía ser ya utilizado. Era impuro.
Lo que en un principio era una norma sanitaria, para evitar contagio y epidemia, con el tiempo se convirtió en una razón para excluir, para negar todo derecho a quien lo padecía. Adquirió también un valor religioso: Dios premia y castiga el comportamiento humano ya aquí; la felicidad o infelicidad es consecuencia del cumplimiento de la ley de Dios. Una enfermedad así no puede ser otra cosa sino fruto del pecado. "¿Quién pecó, él o sus padres, para que naciera ciego?" La lepra se convierte también en señal evidente del rechazo de Dios.
Con Jesús se instaura una nueva manera de vivir y de estar: nada ni nadie es impuro, nadie debe ser excluido; Él pone por encima de todo al ser humano; con Jesús toda norma social o religiosa no tiene valor ante el sufrimiento y la dignidad de la persona.
Y vemos en el Evangelio cómo Jesús, en el diálogo con el enfermo, va provocando el acercamiento hasta llegar al contacto físico y sobre todo, al contacto personal: ¡Quiero, queda limpio! no es la obra de un brujo ni de un milagrero, sino el gesto acogedor de quien al tocar al otro le reintegra a su dignidad y a su colectividad, a su pueblo.
¡Cómo no vamos hoy a recordar a tantos y tantas, creyentes y no creyentes, que con su trato humano y humanizador han devuelto y están devolviendo la dignidad a los excluidos de nuestro sistema social, enfermos, extranjeros sin papeles, ancianos abandonados por sus familias, mujeres ultrajadas, niños y niñas que estorban y no valen nada! Ellos y ellas, con su gesto, nos redimen a todos y al mismo tiempo nos indican el camino que todos debemos recorrer para acabar con el pecado inhumano del desprecio y de la exclusión de cualquier ser humano.
Del Consejo Parroquial:
1. Manos unidas: 594,74€
2. Aproobación de las Cuentas del 2008
3. Bautizos en un domingo al mes, manteniendo el primer sábado de mes.