Domingo 33º del Tiempo Ordinario


Eficiencia e inversión son expresiones que entendemos muy bien; y que también comprendemos que son las que desde un sistema económico injusto y mal planteado ha hecho de éste, un mundo injusto, y de nuestra economía, un desastre.
Mira tú por cuánto, es el evangelio de hoy el que nos trae a colación estas palabrejas.
Alguno puede pensar malhumorado que si también aquí vamos a hablar de estos asuntos; porque le esté yendo bien o mal con lo de la crisis o porque esté soportando o ejerciendo injusticia manifiesta.
Si Jesús hubiera hablado de pasta, seguro que habría dicho algo más concreto, porque en dinero, las cosas muy claritas, que dinero es dinero. Así entenderíamos eso de «al que tiene se le dará y le sobrará, y al que no tiene hasta lo que tiene se le quitará.»
Pero no. Jesús está hablado de otra cosa. Por tanto no se refiere a la competitividad, al beneficio puro y duro, a costes cero y a que cada uno se apañe como pueda. Todo lo contrario: sí habla de competencia, de trabajo, de esfuerzo pero en lo que realmente vale y merece la pena. Eso que todos podemos disfrutar y a nadie se le puede negar: sentido humano, sentido de hermano, solidaridad, amor, respeto, fidelidad, sinceridad, honradez, confianza. Y muchos más. Y ganar el pan en este sentido es ganarnos a nosotros mismos superándonos progresivamente en el ser cada vez más en eso mismo que acabo de enumerar.
O sea, que Jesús no está hablando de que aprendamos a ser tiburones de Wall Street, sino auténticos campeones en las olimpíadas del Reino de Dios.
Respuesta final: Los niños de catequesis de 8 años, o sea de 2º, trabajaron un corazón en cartulina de colores, pintando y escribiendo en ellos lo que les llenaba y los que les sobraba. Luego vinieron al templo, que también se llama iglesia, pero con letra pequeña, que si es con grande, la Iglesia, somos todos. Y ofrecieron a Jesús ese corazón, que representaba al suyo de verdad.
Yo diría que eso es invertir muy bien lo que tenemos y somos en una causa bien buena que es hacer lo que Jesús nos enseñó, vamos, lo que espera Abba Dios de cada uno de nosotros.
Así lo hicieron Nacho Martín Baró y Segundo Montes, y sus compañeros jesuitas y las dos empleadas, cuya muerte violenta recordamos hoy. Murieron para dar vida.
¿A que ahora sí entendemos eso de «al que tiene se le dará y le sobrará, y al que no tiene hasta lo que tiene se le quitará?»

Música Sí/No