Domingo 4º de Adviento


El evangelista Mateo nos aclara para que no tengamos duda la verdadera identidad del que va a nacer como hijo de María y José, en alguna aldea perdida de la Palestina de hace más de dos mil años. A esto también hemos estado preparándonos durante estos días de Adviento. Que no nos pille por sorpresa; tampoco vayamos a él con criterios equivocados. Jesucristo, el Cristo, es también Jesús; y es Emmanuel, Dios-con-nosotros

Dios está con nosotros. No pertenece a una religión u otra. No es propiedad de los cristianos. Tampoco de los buenos. Es de todos sus hijos e hijas. Está con los que lo invocan y con los que lo ignoran, pues habita en todo corazón humano, acompañando a cada uno en sus gozos y sus penas. Nadie vive sin su bendición. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!

Dios está con nosotros. No escuchamos su voz. No vemos su rostro. Su presencia humilde y discreta, cercana e íntima, nos puede pasar inadvertida. Si no ahondamos en nuestro corazón, nos parecerá que caminamos solos por la vida. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!

Dios está con nosotros. No grita. No fuerza a nadie. Respeta siempre. Es nuestro mejor amigo. Nos atrae hacia lo bueno, lo hermoso, lo justo. En él podemos encontrar luz humilde y fuerza vigorosa para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la muerte. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!

Dios está con nosotros. Cuando nadie nos comprende, él nos acoge. En momentos de dolor y depresión, nos consuela. En la debilidad y la impotencia nos sostiene. Siempre nos está invitando a amar la vida, a cuidarla y hacerla siempre mejor. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!

Dios está con nosotros. Está en los oprimidos defendiendo su dignidad, y en los que luchan contra la opresión alentando su esfuerzo. Y en todos está llamándonos a construir una vida más justa y fraterna, más digna para todos, empezando por los últimos. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!

Dios está con nosotros. Despierta nuestra responsabilidad y pone en pie nuestra dignidad. Fortalece nuestro espíritu para no terminar esclavos de cualquier ídolo. Está con nosotros salvando lo que nosotros podemos echar a perder. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!

Dios está con nosotros. Está en la vida y estará en la muerte. Nos acompaña cada día y nos acogerá en la hora final. También entonces estará abrazando a cada hijo o hija, rescatándonos para la vida eterna. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!

Dios está con nosotros. Esto es lo que celebramos los cristianos en las fiestas de Navidad: creyentes, menos creyentes, malos creyentes y casi increyentes. Esta fe sostiene nuestra esperanza y pone alegría en nuestras vidas. ¡Ojalá escuchemos hoy su voz!


(Siguiendo a Pagola)

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