Domingo 29º del Tiempo Ordinario


Como nos ha ocurrido ya otras veces, el evangelio debemos entenderlo del revés.
- Si lo hacemos del derecho queda muy bonito, muy redondo, así:
El dinero es de las cosas materiales, pues para el asunto de las cosas materiales. O sea y simplificando, pagar a quien debemos.
Las cosas de Dios son las espirituales, pues eso, lo espiritual, para Dios.
Bien fácil y bien claro. Tiramos una línea por medio y nos queda fetén.

- Pero podemos hacer lo contrario, intentar leer este evangelio del revés. Vamos a ver:
Lo de Dios, qué es lo de Dios. Y si le preguntáramos a Jesús, que estuviera aquí, nos respondería: leed la Biblia entera y enteraos. Si lo hiciéramos veríamos que en toda la Biblia y con mucha insistencia lo de Dios es la justicia, la defensa del indefenso, el tomar partido por el que ha perdido, -porque se lo han quitado-, todo. Veríamos que desde los profetas hasta el mismo Jesús, lo de Dios es el derecho, el no hacer violencia sobre el débil, el no oprimir y exprimir. Veríamos que Dios siempre está por liberar, rescatar, salvar, a quién: liberar al oprimido, rescatar al esclavizado, salvar al condenado.
O sea que si lo de Dios es todo esto, no sé qué nos va a quedar para dar al césar.
Pero si después de cumplir con Dios nos queda algo, pues se lo damos y ya está.
¿Por dónde tiramos ahora la línea recta?

Hoy recordamos las misiones que realiza la Iglesia por todo el mundo. Recordamos a los misioneros de allá lejos, que aquí somos cristianos convencidos y no hacen falta.
La Iglesia nos pide lo mejor, que les recordemos, que oremos por ellos y con ellos, que nos sintamos en comunión con su trabajo por el evangelio de Jesús.
También nos pide ayuda económica para mantener a personas y proyectos. Así que se la damos.

Música Sí/No