Domingo 3º de Adviento. Fiesta Patronal


La voz de Juan removió las conciencias de quienes le escuchaban, y la pregunta brotó casi a bote pronto: ¿Qué debemos hacer?

Juan no hilvanó una lista de ritos religiosos, tampoco de normas ni de preceptos. No propuso hacer cosas o asumir deberes. Él invitaba a ser de otra manera, a vivir de forma más humana, a desplegar algo que está en el corazón: el deseo de una vida más justa, digna y fraterna.

Militares, religiosos, negociantes, todos recibieron una respuesta vital, posible, humana y humanizante.

¿Que hemos de hacer todos nosotros? También su voz resuena en medio de esta comunidad. También aquí se anuncia la llegada del Señor. También a nosotros nos responde el Bautista: -«El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».

Una frase que resume en toda su simplicidad la vida cristiana impregnada de la fe en Jesús de Nazaret. Unas palabras que implican un cambio radical frente al estilo de vida de esta sociedad. Algo que ya hacían aquellos loco seguidores del crucificado resucitado, y que causaba admiración entre quienes les observaban: vivían alegres, se querían, compartían y celebraban a la vida.

Si los primeros cristianos, tal como lo relata el libro de los Hechos de los Apóstoles, vivían así, nada impide que nosotros también podamos hacerlo.

Veinticinco años de historia parroquial no es demasiado tiempo, pero sí es suficiente para que como comunidad cristiana hayamos marcado un estilo sencillo de fraternidad; que seamos un referente en nuestros barrios de lugar de encuentro y de acogida. No estamos aquí todos los que a lo largo de estos años hemos ido haciendo la parroquia de Guadalupe, pero nadie ha dejado de pertenecer a ella. Nacimos desde lo pequeño, y honradamente creo que seguimos ahí, en la pequeñez de quienes se saben en las manos del Dios Papá, el Abba de Jesús. No en balde tenemos como patrona a María, la Virgen de Guadalupe, la pequeña de Yahvé Dios. Ella ha caminado con nosotros desde mucho antes de aquel 15 de agosto de 1984 en que nos la regalaron a nuestra parroquia.

María está aquí ahora, con su hijo, Jesús, y seguirá estando los años que hagan falta, porque su Sí a Dios también es un Sí a sus hijos e hijas, todos nosotros, que hoy la celebramos como madre y vecina y patrona.

Que vivamos con agradecimiento toda la Gracia que hemos recibido.

Música Sí/No