Domingo 3º de Cuaresma


Hay una relación un tanto rara, pero la hay, entre las tres lecturas de esta celebración.
La primera nos recuerda los términos de la alianza que Dios establece con su pueblo. Lo conocemos como los diez mandamientos, que todavía siguen importando en nuestra vida. Hemos de notar que salvo los tres primeros, que podríamos denominar como mandamientos puramente religiosos, el resto se refieren a actitudes propias de la convivencia humana. Yo me atrevería a afirmar que Dios propone a la humanidad una alianza más profana o laica que religiosa o sagrada.
El evangelio nos relata el episodio del templo, -que por cierto lo incluyen los cuatro evangelios y que por tanto tuvo que ser especialmente llamativo-, presenta a Jesús atacando la manera como se practicaba la religión en el templo. En un principio parece que Jesús está defendiendo la integridad del templo contra el mercantilismo que se había apoderado de él y de toda religiosidad judía. Pero en un segundo momento, a preguntas sobre su autoridad, da un giro inesperado y plantea la existencia y realidad de otro templo: su propia persona. Viene a decir: si como represalia por mi conducta en vuestro templo me destruís a mí, yo mismo me reedificaré. Y el evangelista añade concluyendo: «Él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.»
La segunda lectura, finalmente, es una interpretación de San Pablo que resume todo el evangelio. ¿Cuál es la buena noticia de Jesús? Ni los signos que piden los judíos, ni la sabiduría que veneran los griegos. Sino la pequeñez de un Dios crucificado que da fuerza a lo débil y hace sabio lo ignorante. Un Dios que no busca ser adorado en lo alto de los cielos ni en lo profundo de lo sagrado, sino en el día a día del encuentro de las personas que se reconocen, se respetan, se sirven y se empeñan y comprometen por construir la fraternidad. Y esto es un escándalo para el mundo, que predica la verdad del “sé egoísta, mira sólo por ti mismo”; y es una necedad para quienes nos ofertan una vida libre de problemas, sin complicaciones, en suma, bailar al son que ellos toquen.
Y no lo dudemos, el mundo seguirá crucificando a quienes no se amolden a sus planes.

Música Sí/No