La Epifanía del Señor


Se lo perdoné, por supuesto que sí, pero no lo he olvidado. ¡Cómo podía hacerlo!
Aquella mañana, alrededor del 6 de enero de hace más años de los que quisiera reconocer, mi hermano me descubrió que los Reyes no eran los Reyes.
Como soy muy difícil a la hora de “torcer mi brazo” se lo rechacé una y otra vez. Pero sus razonamientos, aunque infantiles, eran tan rotundos que tuve que empezar a dudar…
He crecido, se nota, y más en cantidad y en rapidez de lo que me gustaría reconocer. He aparcado cosas en las que ya no creo. No las he tirado, las he dejado ahí guardadas porque no quiero perder su valor y lo que ellas representaron para mí.
He cambiado hacia otras creencias que sintonizan mucho mejor con lo que hoy soy y con el mundo en el que con todos vosotros habito.
Y os puedo decir que creo en los Reyes Magos. Que sigo creyendo en ellos. No como cuando era niño y esperaba encontrar en los zapatos los juguetes y los calcetines y pañuelos a estrenar que solían dejarme.
Ahora no espero, sino que, como aquellos ilustres sabios, también yo estoy en camino tras la estrella que me guía, estoy seguro, para reconocer y proclamar en el centro de mi vida, a quien es la Vida Misma.
Ahora me muevo, y no sólo yo sino junto con muchos y muchas, en la oscuridad de nuestro mundo transido de dolor, violencia, injusticia y necedad, en pos de quien porque es la Luz rompe y nos ayuda a romper estas tinieblas que nos agobian.
Ahora ando caminos nuevos, que muchos otros y otras recorrieron antes, pero que los tengo que ir haciendo yo a mi paso, con el corazón y con la cabeza, que sé -porque lo creo- que es el mismo y único Camino que lleva al Abba.
Ahora me afano por descubrir y llegar a alcanzar, entre las verdades a cachos y las semi-verdades que se encuentran, la única y sola Verdad.
Los Magos salieron al encuentro del Mesías, del Esperado, de la Luz de Dios para la humanidad.
Como ellos, yo con todos vosotros y con toda la Iglesia –y ojalá también con todos los hombres y mujeres de buena voluntad- todos estamos también en camino hasta que nos encuentre quien es el Camino, la Verdad, la Vida, y la Luz.
Lo mejor de todo: Dios ya nos ha encontrado, por eso lo celebramos y nos felicitamos.
No, los Reyes Magos no son mentira. Nosotros somos reyes magos en este tiempo nuestro, como lo fueron ellos en el suyo. Vayamos a pregonarlo porque es el mejor regalo que este mundo puede recibir, porque lo necesita y porque lo espera.

Música Sí/No