Domingo 25º del Tiempo Ordinaro


«No podéis servir a Dios y al dinero». Si lo hubiera dicho cualquier otra persona, no tendríamos que preocuparnos, porque se dicen tantas cosas…
Lo dijo Jesús. Y sabemos que Jesús no tenía «ni donde reclinar la cabeza». O sea, que predicaba con el ejemplo. Decía lo que él vivía. Sólo por eso lo deberíamos tener en cuenta.
Pero es que además Dios nos quiere, y nos quiere a todos. Y nos quiere unidos y hermanos, porque somos sus hijos. Y el dinero, que sirve para casi todo, también sirve para dividir y enfrentar a las personas, para hacernos daño y para explotarnos, para favorecer la injusticia y hacer imposible la verdadera paz.
Los cristianos hemos debatido a lo largo de la historia hasta la saciedad sobre la pobreza, pero como dijo Jesús, «a los pobres les tendréis siempre con vosotros». Es decir, siempre vamos a tener una asignatura pendiente que no sabremos cómo aprobar porque no estamos decididos a poner remedio.
Quien ama el dinero, no ama a Dios, porque sólo se ama a sí mismo. Por eso los ricos no entran en el reino de los cielos. Y también son palabras de Jesús.

Música Sí/No