Domingo 3º de Adviento. Fiesta Patronal

 
En el año 1984 la diócesis de Valladolid ya había decidido constituir en parroquia a la pequeña comunidad formada por la población de los barrios de La Cañada, Las Villas, San Adrián y fincas de los alrededores y que era desde unos años antes una coadjutoría de la Parroquia del Rosario. Cuando el entonces vicario general quiso saber qué título ponerla, nos preguntó. Tal vez nuestra respuesta no le convenció, o quizás supo él ver más en profundidad, porque era más sabio por su edad que por su erudición que era mucha. La puso bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe de Méjico, y así se aseguró de que con el tiempo no equivocáramos la derrota.
No nacimos vencidos, derrotados; al contrario, nos marcaron el rumbo y nos entregaron el mapa con el cual nos fuera imposible errar en nuestro destino.
María de Guadalupe, la virgen india, a la que muchos pueblos veneran y a la que millones de fieles invocan, sabe de distancias a salvar, idiomas a entender, razas y culturas a integrar. Con ella y por ella una multitud imposible de acotar sigue a Jesús desde su propia realidad, dando así ejemplo de que en la variedad y en la conjunción de lo diferente el Reino de Dios hace a todos iguales aunque seamos tan distintos.
La fe en Jesús, el nacido de María y del Espíritu, no exige hacer tabla rasa de nuestras particularidades, ni nos impone axiomas ante los que tengamos que anular nuestra razón y nuestra libertad. Sólo pide seguimiento.
Que la Virgen de Guadalupe sea nuestra patrona está diciendo que ella es también nuestra matrona, la que ha participado activamente en el alumbramiento de todos nosotros como comunidad de fe. No sólo es nuestra protectora y mediadora; es también y sobre todo la partera de Dios que le alaba por sus hijas e hijos bendecidos; que corre solícita hacia nosotros para acompañarnos y ayudarnos en cualquier circunstancia y necesidad; que está al tanto de nuestras penas y alegrías; que nos acompaña en la oración y la espera del Reino de Dios, en la acogida y en el salir al encuentro.
Esta parroquia lleva ya unos cuantos años de existencia. Ojala estemos consiguiendo, como María, peregrinar hacia el Padre sin dejar a nadie de lado, sin perder de vista el evangelio de Jesús, sin renunciar a ser Iglesia, sin despegar los pies de nuestra tierra.
¡Con María y por María de Guadalupe a Jesús, fruto bendito de su vientre de mujer!

Música Sí/No