Domingo 4º de Adviento


La última frase del evangelio de hoy, abre, a mi modo de ver, la puerta de la Navidad. Y es precisamente María, la jovencita de Nazaret, quien la pronuncia, anonadada ante el misterio que le aborda y la compromete.

Es una expresión que luego utilizará Jesús, «Que no se haga como yo quiero, sino como quieres tú», en el momento más intenso de su vida, al comprender lo que el Misterio de Dios le está solicitando.

Ese «Hágase en mí tu voluntad», que decimos tantas veces cuantas rezamos el padrenuestro, en boca de María es la expresión de la rendición humilde y decidida de su yo ante ese Tú que es Dios.

Dados como somos a dar importancia a nuestro yo, pequeñito y egoísta, a defender su autonomía frente a todos los túes habidos y por haber, casi siempre con el temor a desaparecer absorbidos o diluidos si no lo ejercemos enérgica y hasta tozudamente, nos cuesta mucho entender que cuando el huracán azota, el junto sólo puede rendirse y someterse.

Pero no debiéramos negarnos a aceptar palabras como someterse, negarse, rendirse, aceptar, acatar, obedecer… cuando quien está enfrente, o muy dentro de nosotros, es el Misterio inmenso del Dios vivo que quiere contar con nosotros, que nos invita a tomar parte de su plan de amor, que sin nosotros poco o nada puede hacer.

Dios es Navidad si nosotros quedamos rendidos y sometidos ante Él, como María, como Jesús.

Hágase, de Florentino Ulibarri en Al viento del Espíritu

Cuando no entiendo,
cuando la vida se me escapa,
cuando la historia se repite,
cuando todo parece ir mal,
cuando el dolor me acompaña,
cuando la cruz me pesa,
cuando el desierto me sorprende…,
hágase tu voluntad.
Si el camino se hace monótono,
si el horizonte se oscurece,
si las esperanzas se marchitan,
si las entrañas están yermas,
si el cansancio es fuerte,
si las flores y frutos desaparecen,
si las fuerzas flaquean…,
hágase tu voluntad.
Aunque me cueste aceptar tus planes,
aunque me parezcan duros y contra corriente,
aunque me saquen de mis comodidades,
aunque me desarraiguen y dejen a la intemperie,
aunque contradigan mis proyectos e ilusiones,
aunque proteste y pida explicaciones,
aunque me hagan nómada permanente…,
hágase tu voluntad.
Cuando la luz se hace presente,
cuando la brisa trae y acuna esperanzas,
cuando los oasis ofrecen sombra y descanso,
cuando las voces son de júbilo y fiesta,
cuando la vida palpita caliente,
cuando el amor me envuelve gratis,
cuando todo es novedad y ternura…,
hágase tu voluntad.
Ahora, Señor,
aunque me desconcierte y rompa,
hágase tu voluntad.

Música Sí/No