Domingo 6º del Tiempo Ordinario


La Palabra de Dios no puede ser escuchada sin tener los pies bien apoyados en la tierra. Y el evangelio de hoy, muy bien acompañado por las otras dos lecturas, de ninguna manera nos consiente levantar el vuelo y perdernos entre las nubes.
Jesús, decíamos el domingo pasado, camina por las calles, se acerca a la gente, habla con ella, se preocupa por sus asuntos y dolencias, entra en las casas y comparte lo que le ofrecen. Tras de él la realidad ya no es la misma. El paso de Jesús la deja transformada.
En el pasaje evangélico de hoy, un leproso, a quien nadie querría como vecino, desde lejos le pide ayuda; una sola palabra habría bastado para que ocurriera el milagro. Pero Jesús no es un milagrero, no es el típico taumaturgo que realiza gestos aparatosos para maravillar a las masas.
Jesús se le acerca y le toca. Y se produce el milagro de la projimidad y del acogimiento. A larga distancia se provoca muerte, no salvación; el amor de Dios se manifiesta en Jesús que abraza y redime.
No podemos escuchar el Evangelio de Jesús sin tener “tocado el corazón” por la realidad que tan machaconamente nos ofrece el amplio campo de los medios de comunicación y de los que tan fácilmente salimos con el “mando a distancia” de nuestra superficialidad.
Si optamos por lo banal nos perdemos lo esencial, y en lugar de pringarnos con lo realmente humano nos distraemos con los chismes del momento. De esa manera toda nuestra fuerza y capacidad de regenerar la vida se nos va en los fuegos de artificio de la distracción y el entretenimiento. ¡Que lástima tirar lo que realmente importa por el agujero del desagüe!
Hay muchos y muy buenos ejemplos de personas, creyentes o no, que están dando el callo, ahí, tocando el sufrimiento y el dolor de tantos leprosos de nuestro tiempo. Uno de ellos es Manos Unidas, cuya Campaña Contra el Hambre atendimos el domingo pasado.
Pero esta historia continúa. Lejos y cerca. En todas partes tenemos ocasión de actuar como Jesús. Puesto que somos sus discípulos no dejemos para otros ni para luego lo que es nuestra responsabilidad aquí y ahora.

Música Sí/No