Domingo 22º del Tiempo Ordinario


El mensaje total de la liturgia que estamos celebrando se puede resumir en: tenemos que ser personas auténticas y vivir en autenticidad.

Este ha sido un problema de muy difícil solución en la historia de la Iglesia. Las respuestas que se han dado variaban según las épocas y casi siempre las exageraciones han producido el efecto del péndulo, con grave escándalo para los sencillos.

Hoy, en la Iglesia, también vivimos las consecuencias de ese proceso, que aunque parece estar tan claro en la Palabra de Dios, sin embargo a la hora de discernir en la vida concreta no lo es tanto.

A una época de apertura al mundo y a sus problemas, de diálogo dentro de la misma Iglesia y de corresponsabilidad, tal vez sigue otro momento de cerrazón y opacidad, de falta de comunicación y de cierto autoritarismo. Son esos vaivenes de los que es muy difícil librarse.

Y la pregunta se vuelve a repetir: ¿en qué consiste auténticamente el cristianismo?

Y las respuestas también se vuelven a repetir según quien responda:

- la vuelta a los ritos más solemnes, el cumplimiento de preceptos y obligaciones,

- o, celebraciones sacramentales más preparadas y participadas, mayor compromiso con el mundo y sus problemas…

Un vino de marca, por ejemplo, es auténtico cuando lo que se anuncia en la botella coincide con el contenido. Cuando hay coherencia entre el ser y el parecer, entre el decir y el hacer.

Una persona cristiana es auténtica cuando, a ejemplo del mismo Jesucristo, practica la religión auténtica: vivir el amor hasta sus últimas consecuencias. Esto es lo que hoy se nos quiere decir con eso de visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.

Nuestro Dios no mira las apariencias, sino el corazón. Por tanto, lo verdaderamente preocupante, no está en el entorno exterior, sino en nuestras intenciones y en nuestra disposición del ánimo.

Que la palabra de Dios que hemos escuchado, y esta celebración de la presencia de Jesús entre nosotros, no nos permita vivir tranquilos, creyéndonos justos porque somos cumplidores y no nos metemos con nadie.

Que el Señor haga de nosotros cristianas y cristianos auténticos con denominación de origen.

Música Sí/No