Aquella cena
fue más de gestos que de palabras, más de miradas y sentimientos que de platos
rituales; a pesar de que nosotros conservamos como un tesoro las palabras de
Jesús sobre aquel pan y aquella copa, que él refirió a su vida entregada como
pan partido y repartido, como sangre derramada para la vida de muchos, Él en
realidad quiso que se nos quedara bien grabado que desde entonces el auténtico
sagrario donde encontrarle y ante el cual venerarle en verdad es el ser humano
a quien debemos todo nuestro amor.
Quien no vino a
mandar, sino a servir; el Dios que se humanó en nuestra carne, se arrodilló
ante sus discípulos en un gesto cargado de simbolismo, pero tan real que los
dejó mudos, y a Pedro escandalizado.
Así indicó que
el camino de nuestra salvación tiene que pasar necesariamente por la salud de
todos, para lo cual no podemos atesorarla acaparándola, sino hacerla extensiva,
de manera que los primeros en nuestro reconocimiento sean las personas que más
sufren, que menos importan, que nada aparentan.
Dejemos pues
las palabras, acojámonos a los gestos, y que ellos nos ayuden a traducir el
mensaje de Jesús en hechos de vida concretos y liberadores.
Os invito a
ponernos de rodillas y orar:
1.- Arrodillémonos ante LOS NIÑOS DEL MUNDO y recemos por
ellos.
Por los millones de
niños que sufren violencia y explotación.
Por los millones de
niños que sufren enfermedad y hambre.
Por los millones de
niños que sufren muerte premeditada.
- Para que obtengan
el derecho a la vida, a una familia y la esperanza de un futuro mejor. Roguemos
al Señor…
2.- Arrodillémonos ante LOS JÓVENES DEL MUNDO y recemos por
ellos.
Por todos los que van
quedando marginados a causa del fracaso escolar.
Por los que tras años
de esfuerzo y superación tienen serias dificultades para acceder a su primer
puesto de trabajo.
Por tantos jóvenes
desencantados que escogen el camino falso del alcohol y de la droga.
Por los que no se
deciden a adquirir compromisos definitivos de cara al amor, a la fe y a la
comunidad.
- Para que tengan las
fuerzas necesarias para vivir con ilusión y esperanza. Roguemos al Señor…
3.- Arrodillémonos ante LOS ANCIANOS y recemos por ellos.
Por tantas mujeres y
hombres que han acumulado una experiencia amplia y profunda en la vida.
- Para que llenemos
su vida de ternura, cariño y consideración y, sepamos empaparnos de su
experiencia. Roguemos al Señor…
4.- Arrodillémonos ante LAS MUJERES y recemos por ellas.
En especial por las
del Tercer Mundo, con sus manos atareadas sobre la tierra y la espalda cargada
de hijos, acostumbradas a multiplicar lo que no tienen.
Por las mujeres que
con su modo de luchar, de amar, de vivir y en ocasiones de morir, han ido
trazando un camino hermoso de relaciones humanas. Roguemos al Señor…
5.- Arrodillémonos ante LOS INMIGRANTES y las mayorías
económicamente débiles. Recemos por ellos.
Para que nuestro
corazón se abra a ellos y, aceptando sus diferencias, acojamos la inmensa
riqueza que nos aportan con sus formas de ser y de vivir. Que veamos con
claridad, en ellos la imagen de que Tú eres el Padre de todos. Roguemos al
Señor…
6. Arrodillados, oremos POR NOSOTROS MISMOS.
Para que seamos
capaces de saludarnos mutuamente en la paz; y vivamos siempre unidos por la
comprensión, la tolerancia y el perdón.
Oremos por las
naciones y los pueblos, en guerra o enfrentados por intereses económicos y
comerciales, para que recobren la tranquilidad, la libertad, la justicia y la
paz. Roguemos al Señor…