Domingo 24º del Tiempo Ordinario



Para explicar Jesús cómo ese Dios al que él llama Abba utilizó muchas palabras, expresiones y relatos. Pero nada tan completo como la parábola que hoy escuchamos del Padre bueno, que hay que leer unida a otros dos dichos de Jesús, que posiblemente él no unió, pero que están íntimamente relacionados.

Hemos escuchado tantas veces la parábola del Hijo pródigo que casi lo podíamos haber narrado entre todos, haciendo voces diferentes.

Todo ya está dicho, por activa y por pasiva. Pero siempre hay que fijarse en algún detalle. Hoy, por ejemplo, quiero insistir en el detalle de que el Padre no se queda en casa, triste viendo al hijo marcharse, o alegre a la puerta recibiéndole.

Porque nuestro Dios es el Abba de Jesús que, como la mujer que ha perdido una moneda, se arremanga, coge la escoba y hurga por todos los rincones de la casa hasta dar con ella. O como el pastor a quien se le ha extraviado una oveja; deja a buen recaudo el resto del atajo y camina hasta encontrarla. Gozoso se la trae sobre los hombros.

Con harta frecuencia buscamos nuestra independencia, porque la búsqueda de la autonomía y de la felicidad parece que nos pide que borremos de nuestra vida a un Dios que nos domina, que limita nuestra libertad, que no nos deja ser lo que queremos. Y cuando lejos de esa amistad que nos funda, nos vamos descomponiendo, hasta el extremo de desordenar por completo nuestra existencia, sólo la vuelta a ese centro vital es capaz de devolvernos nuestra propia identidad.

Pero en esa vuelta a Dios no estamos solos. Él también está ansioso buscándonos. Y sólo en el abrazo y el beso del encuentro descubrimos el amor del que somos objeto y del amor que nosotros somos capaces de ofrecer.

Esos abrazos y besos hablan del amor de Dios mejor que todos los libros de teología. Ahí descubrimos que en realidad siempre ha estado con nosotros, no importa qué estuviéramos haciendo si alejándonos o acercándonos, huyendo de Él o retornando. Junto a él encontramos una libertad más digna y dichosa y seremos de verdad felices.

Música Sí/No